martes, 29 de diciembre de 2009

El suicidio de Patito Feo

Apareció en un diario vespertino. Pocos, -¿o tal vez nadie'?-, prestó atención: Patito Feo se suicidó.

La primera etapa de su vida es ampliamente conocida: nació feo y duramente rechazado; hasta que se convirtió en cisne, fue aceptado y exitoso.

Pero la vida de Patito Feo, como puede imaginarse, no terminó en el momento en que fue descubierto hermoso. A ese día siguieron muchos otros. Con el tiempo, debo decirlo, le sobrevino la vejez y, con esta, el esplendor lo abandonó.

Al final de sus días, era tan rechazado como cuando acababa de romper su cascarón.

Patito Feo  estuvo  siempre convencido de una cosa: valía por lo que conservaba dentro. Cuando se veía en el espejo, en suma,  se reconocía amable, amoroso, justo y diestro. Por eso jamás entendió por qué necesitó convertirse en cisne para ser tomado en cuenta.

Al ser hermoso por fuera, a nadie interesó su interior. Esto le provocó una profunda depresión que terminó en el fondo del estanque, atado a una roca, carcomido por la vejez. 

En la redacción del vespertino, nadie relacionó el “viejo cisne se suicida” con el “patito feo se convierte en hermoso cisne” de hace algunos años.  

Su cuento será uno que no vuelva a relatar en la noche, cuando mi hija debe dormir. Buscaré otro donde el exterior no se imponga al interior. Eso, creo, le dejar más a una personita.

 

 

--- en twitter: victorspena