miércoles, 29 de julio de 2009

Milkshake

Como una vieja y doblemente procesada milkshake, así se sentía. Se acercaron al armatoste e hicieron antesala, preludio de tortura a 40º, luego arriba de la periquera…..abajo el arnés y 30 segundo cuesta arriba jalados por un moderno malacate – malacate al fin – y al despeñadero. El descenso – si a eso se le puede llamar descenso – duro solo 45 segundo, los mismos 45 minutos de la antesala; vertiginosos y alucinantes, tanto que al segundo loop el pobre tipo ya no sabía si iba cabeza arriba o cabeza abajo. Fue brutal, tanto que empezó a alucinar y volvió a las aulas, a repasar sus clases de ingeniería. Mecánica de materiales, física, estática, dinámica y diseño de estructuras: carga vertical, aceleración, momento, torsión, gravedad, ingravidez, elasticidad y deformaciones. Después de 45 segundos bajó con la dignidad intacta - no gritó, no vomito ni mojo los pantalones -, puso el pie izquierdo en el piso, luego el derecho, aseguró la vertical y se fue a paso lento pero firme.

martes, 28 de julio de 2009

Credencial biométrica

Creo que fue una broma de Mayolo López que presentó en Reforma el pasado martes una nota sobre la generación de una identificación biométrica para todos los mexicanos, o habrá sido una broma de la persona que le preparó el discurso a Calderón, o habrá sido algo de los dos, qué sé yo. De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, la biometría es la ciencia que estudia mecanismos automáticos para el reconocimiento de partes del cuerpo humano, lo más cercano a nosotros tendría que ver con la huella digital que imprimimos en la parte trasera de nuestra credencial de elector.
Vamos, el punto es que la identificación biométrica ya existe, o simplemente no supieron explicar lo que están por lanzar. En estos últimos días el presidente se ha visto involucrado en el lanzamiento de varios proyectos interesantes y que pueden significar una diferencia para el estilo de vida de los mexicanos, que podemos conectar con la refinería que ya está a días de anunciarse, y con el proyecto de reciclaje de carros. En este caso, el lanzamiento de una identificación de este tipo obedece a una exigencia que involucraba un asunto ético y legal por demás confuso. Nuestra única forma de identificarnos tenía que ver con nuestra posibilidad de salir al extranjero (pasaporte), cumplir con un ejercicio militar de un año (cartilla), o tener la intención de sufragar (credencial de elector). Un mexicano entonces no tenía forma de demostrarse mexicano a menos que quisiera hacer. La identificación se asociaba con el hacer y no con el ser.
Tendremos que hacer un cálculo sobre el costo que implicará un ejercicio de este tamaño, y quién será la dependencia encargada de expedirlo (¿La Secretaría de Salud, podría asumir?), sin olvidar el necesario crecimiento en gasto y en nómina para implementar un ejercicio del tamaño de 104 millones de habitantes (porque ahora no serán únicamente los mayores de edad), o los gastos en seguridad para impedir que sea vulnerada. Sin embargo los beneficios de finalmente podernos llamar mexicanos independientemente de ser o no ciudadanos es algo que teníamos que haber hecho hace mucho. Tiene que ver con un derecho humano a existir más allá de que tengamos o no la intención de agregarnos a alguna actividad. Nuestra única alternativa en realidad hubiera sido andar por la vida con un acta de nacimiento dobladita y metida en el pantalón.
Tendremos por nuestra parte que resolver el problema en la cartera. Con las tres tarjetas de crédito al límite sin olvidar la de nómina, la credencial de elector, la tarjeta de puntos de Soriana, la licencia y la credencial del trabajo, el espacio va siendo cada vez menos. Lo bueno que los billetes en estos días no exigen muchos de sus derechos.

viernes, 24 de julio de 2009

Puntos suspensivos

Los puntos suspensivos tienen una naturaleza dual y maleable, incluso pueden ser catalogados – si se quiere – como hipócritas o esquizofrénicos. Representan el éxtasis en el orgasmo interminable con el que todo mortal sueña o el rechazo interminable que el despechado lleva a cuestas. Son puntos suspensivos eufóricos y exultantes cuando la selección mete el gol de la victoria faltando 3 minutos para el final, pero también son puntos suspensivos llenos de angustia y de esperanza perdida cuando el rival empata faltando 30 segundos para el final. Lo dicho, los puntos suspensivos duelen y regocijan, tienen efectos maniaco depresivos.

jueves, 23 de julio de 2009

¿Qué tan rico eres?

¿Quieres saber en qué lugar de la lista de los hombres y mujeres más ricos del mundo te encuentras? Probablemente no es el mejor momento para probar suerte considerando la inflación, el desempleo y la crisis económica en general. Pero para los curiosos, hay una página con la respuesta.

Global Rich List (http://www.globalrichlist.com/) funciona de manera muy simple. Uno elige la divisa con la que quiere hacer el cálculo y pone la suma de dólares/euros/libres, etc. que gana al año (tan fácil como multiplicar el sueldo neto mensual por doce). Se presiona un botón y listo, aparecerá como retroalimentación su posición mundial, así como dentro de qué decil de la población se encuentra posicionado. Sorprendente es descubrir no la alarmante posición en la que uno se puede encontrar (para poner un ejemplo, el resultado a mí me arrojó que me encuentro en la posición 260, seguida de siete ceros), sino que independientemente de lo pobre que uno se puede sentir por lo poco que cada quincena puede comprar o pagar, a pesar de eso no es complicado encontrarse dentro del 7% más rico del mundo simplemente por algunas suposiciones de las personas que leerán este aburrido escrito: usted tiene una computadora, tiene acceso a Internet y seguramente vive en una ciudad del noreste mexicano que, nos guste o no, se encuentra dentro de las zonas más acomodadas del país.

Sirva esto para levantarnos el ánimo (aunque no podamos pagar nuestro recibo de gas sin dejar de comer carne dos semanas, somos de los más ricos del mundo). O sirva para descubrir que el tiempo libre puede hacer con nosotros estragos.

Por cierto, el gobierno federal inaugura el programa de reciclaje de autos, uno de los más ambiciosos de su administración. La promesa es renovar el parque vehicular e incentivar la industria automotriz, al menos la del segmento más económico. Aunque haya de antemano detractores diciendo que será otro programa más sin éxito, tiene buenos elementos para pensar que puede tener un impacto significativo. Por lo pronto podremos deshacernos de ese viejo carro que nada más encenderlo se consume veinte pesos de gasolina, y con algo de suerte entrarle a un Chevy que para estos días ya se ve un poco más de lujo que hace un par de años (y no necesariamente por su espantoso cambio de diseño).

Transformaciones posibles

Dedicado a los Maperos, tribus anexas, ingenuos y soñadores.

Hoy en El Tiempo de Boogotá se anuncio el lanzamiento del Sistema Integrado de Transporte Público, up grade del famos TRANSMILENIO (ver http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/en-13-zonas-de-transporte-se-dividira-bogota-con-sistema-integrado-alcalde-firmo-el-decreto-309_5676488-1), el artículo se explica solo, así que solo quiero destacar tres cosas:

1. Si lo logran será la transformación de un Sistema de Transporte Público más grande de la historia, no solo por el tamaño de la ciudad (más de 7 millones de habitantes) o su flota (más de 40,000 buses) si no tambien - sobre todo diría yo - por el salto cualitativo que pretenden: es como pasar del gramófono al ipod.
2. El decreto de la Alcaldía se obliga por la sentencia de un tribunal administrativo, esté sentencia al Municipio y le da un plazo de cuatro meses para cumplir con los contenidos del Plan de Movilidad puesto en vigor en 2006. Este es un camino no recorrido en nuestros lares.
3. Para quienes alegan cultura, tradiciones o usos y costumbres como argumentos para no cambiar, este es un buen ejemplo de un cambio. Cambia la polñitica pública y cambia la cultura, al final los ciudadanos deciden que cultura y política pública desean tener.

Salud y que disfruten los calores,

Moisés López

miércoles, 22 de julio de 2009

Desierto

Dos párrafos de El Imperio, de Ryszard Kapuscinski:

“Es un honor estar en el desierto –dice el profesor Gabriel-; se trata de un territorio elegido”. Para el nómada, el pasar a la vida sedentaria siempre fue el último recurso, una derrota vital, una degradación. Al nómada solo por la fuerza se le puede obligar a llevar una vida sedentaria: a través de un imperativo económico o político. Es un hombre que no conoce precio a la hora de pagar la libertad que le da el desierto.

¿A quién vendrá a pedir consejo el sudoroso burgués con su Fiat recalentado y su nevera que no tendrá en dónde enchufar? ¿Acaso no se pondrá a buscar al turcomano de barba blanca o al tuareg envuelto en su turbante? Ellos sí saben dónde están los pozos, lo que significa que conocen el secreto de la salvación y la supervivencia.

martes, 21 de julio de 2009

Once upon a time… Laredo

La Loma fue uno de los penales más famosos que en México ha habido. ¿Quién , sobre el tema, no recuerda a Lecumberri? Luego, en la misma línea, a la Palma: entre ellos dos, con corrido, leyendas y toda la cosa, esta La Loma, Nuevo Laredo Tamaulipas.

Dos tías abuelas vivieron a media cuadra. Fascinaba escucharles las dos o tres historias que recordaban sobre fugas. Mamá también cuenta una que recuerda. Estas historias son, por decirlo en dos palabras, patrimonio familiar.

Hasta hace cosa de un año, podía encontrarse a La Loma entre casas y estanquillos de la Colonia Hidalgo. La ciudad se tragó la cárcel, la rodeó de familias, consultorios, cocheras y una vida normal, tan normal como puede ser en esta frontera.

De un año a la fecha se demolió y, en su lugar, se construyó una placita con juegos infantiles. Todo esto resulta como si las autoridades de la ciudad quisieran borrar de la memoria cualquier resto que apeste a prisión. Los altos muros encalados fueron vencidos por espacios abiertos y las torretas en las esquinas dejaron su lugar a los columpios.

Se comenta que los niños, ahora, están más divertidos. También se comenta que el negocio de los bienes raíces de la zona es la que ha sufrido: ya no hay big-shots a quienes visitar, por las que valga la pena rentar por muchos billetes verdes unos cuartitos de pocos metros.

lunes, 20 de julio de 2009

Eulalio "el breve"

Eulalio “el breve” y más que breve inútil, esa era la concepción que tenía del Presidente Provisional surgido de la Convención de Aguascalientes en 1914 y que ejerció apenas dos meses y medio. Esa concepción ha empezado a cambiar o al menos, si me atengo al entramado que describe Vasconcelos en la segunda parte del Ulises Criollo, apunta en una dirección diferente: de esa lectura se infiere un hombre idealista, con mucho valor y sobre todo con capacidad para ver por encima del caos y orientar sus acciones más allá de lo inmediato. Dos sucesos históricos respaldan esta interpretación: aceptar la Presidencia Provisional por encargo de la Convención y el bando para destituir a Villa, Carranza y Zapata como jefes militares. El primer suceso está precedido por el caos imperante en la Convención que buscaba dar legitimidad al movimiento armado y la vuelta a la institucionalidad, múltiples facciones, entre las que destacaba la del poderoso Villa y la del Atíla del Sur, jugaban pistas paralelas y contradictorias al mismo tiempo: legitimidad e institucionalidad abierta si los resultados coincidían con sus intereses y traición y sangre soterrada si estos no les favorecían. En ese contexto aceptó el encargo de Presidente Provisional y de ese contexto deriva el fin del mismo, precipitado por la publicación del manifiesto mediante el cual pretendía quitar el mando a los tres facciosos más poderosos del momento: Carranza, Villa y Zapata.
Más allá del apunte histórico me interesa resaltar el “estado de cosas” de esa época: poderes fácticos –abiertos, tangibles, plenamente identificados- surgidos o al menos enarbolando necesidades reales (Villa, Zapata y otros), algunos igual de poderosos pero con menos legitimidad (Carranza, Huerta, Obregón, Calles); poderes fácticos con mucho más poder que las Instituciones. En ese contexto brilla el texto que Vasconcelos, a instancia de Villarreal, preparó y circulo durante la Convención para “apuntalar” la legitimidad de la misma y de sus decisiones. Brillan los pocos que buscaban ir más allá del momento, que querían orientar los recursos y capacidades de los poderosos generales e incipientes caudillos regionales para construir el nuevo Estado. Brilla la claridad de principios y la persistencia en los objetivos centrales aún a sabiendas de que todo estaba en su contra; brilla la capacidad de orientar las pocas fuerzas, dejando pasar arbitrariedades y desmanes por demás inadmisibles, al objetivo central: fortalecer el Estado por encima de los intereses individuales.

viernes, 17 de julio de 2009

Días de guardar

Imagino que, en algún momento, el mundo le pareció pequeño a la humanidad y se inventó el Internet-papá y todos sus hijos: facebook, Hi5, twitter, los blogs. Fue soberbia la humanidad y se olvidó de lo que, en suma, la constituye: la persona.

Siempre será un honor leer al dos veces maestro Moi. Tiene ese estilo que solo a quien le sobra el tiempo se le puede encontrar.. jajaja, no: entiendo que es persona ocupada, solo lo digo para molestar. Lo cierto es que, casi siempre, llama a la reflexión.

La cosa es que no se trata solo de una renuncia voluntaria a la privacidad o la búsqueda de una identidad que se nos fue con el Nintendo o Hollywood. La cosa es que esta naciente tendencia de expresarse en la red valiendo-mother quien te lea debe ser algo que los sociólogos deben considerar…

Y no solo es el facebook o el twitter. Qué me dices de la información: tenemos tanto dato que hasta pudiéramos creernos informados.

De toda suerte, estamos en verano. El flujo de información y la necesidad de interacción virtual irá –imagino- a la baja. Son, pues, días de guardar. Ya vendrá agosto, con toda su carga y velocidad.

jueves, 16 de julio de 2009

¿Auto negación de la privacidad o perdida de identidad?

Victor me envió una invitación para unirme a Twitter, la cual amablemente ignoré. Victor se me adelantó y publicó un post en el Blog que amablemente nos comparte (http://www.tipordinario.blogspot.com/) que tituló "Twiteer (o la negación de la privacidad)", con lo cual invalidó el que yo mismo preparaba….., pero bueno así es la ubicuidad de todo lo que tiene que ver con la red. De cualquier forma, sin aspiraciones de originalidad, me atrevo a una pregunta para reflexionar ¿Está selva de redes sociales y herramientas de comunicación no estará explotando lo que los post modernistas llaman “lo acuoso, lo inasible”? ¿Aquél proceso de masificación que termina en una búsqueda de singularidad, de individualidad? Mi pobre interpretación es que la afiliación indiscriminada a toda red social (negación de la privacidad, Victor dixit) es una búsqueda de singularidad, a una perdida de identidad sigue un esfuerzo paradójico e inútil por hacerse notar. Paradójico por que te lleva de lo tangible – la realidad cercana – a lo intangible – la web -; inútil por que si no podemos tener identidad y sentido de pertenencia en el mundo tangible menos lo lograremos en el mundo virtual. Y aquí una replica no solicitada al buen Victor, no creo que sea una negación voluntaria de la privacidad, creo que es un síntoma de la perdida de identidad y sentido de pertenencia.
Vuelta a lo ligero, reproduzco lo que sería la introducción de este post hasta que Victor lo invalidó y agrego una nota de “susto pueblerino” o admiración por la tecnología.
Twiteer, Sonico, Facebook, My Space, Fotolog, Skypee, Hotmail, Windows Live, AOL, etc. ¿Quién puede vivir y llevarle el paso a todas estas redes y herramientas? ¿A quién le interesa a que hora llego al trabajo? ¿Cuál de mis amigos me buscaría por el Facebook en lugar de hacerme una llamada telefónica? ¿Cuál de ellos prefiere chatear en lugar de una larga conversación con un buen café? ¿Habrá alguien a quien le interese que tengo cerebro de rata o la mala suerte que me tocó en la galleta del día? ¿Mientras uso alguna de estas herramientas digo o hago algo que no haría o diría en persona? ¿Por qué o qué hace atractivo todo esto? ¿Cómo es que uno termina enganchando contando cosas que de otra forma no lo haría, al menos no a perfectos desconocidos? Una razón es el “charm” tecnológico o dígame ¿Quien se puede resistir a que Facebook lo identifique por su nombre propio, le ofrezca una fotografía suya y le diga que lo arrastre hasta el espacio para la foto de su perfil? Fácil no, así tus amigos te identificarán y puedes cambiar la foto cuando quieras. ¿Cómo lo hacen? El proceso parece simple: saben que no tienes foto en tu perfil, identifican tu nombre, buscan imágenes que tengan nombres asociados sin importar quien las subió (por ejemplo: de izquierda a derecha Juan, Pedro, etc.), identifican aquellas en donde aparezca tu nombre, le sobreponen un frame que enmarca tu cara y listo……ya existes en el mundo virtual. Susto pelón.

miércoles, 15 de julio de 2009

Twitter (o la negación de la privacidad)

Y qué te puede interesar si estoy por ir al gimnasio, a comer con alguien o pensando en el primer perro que tuve de mascota.  Y qué me puede interesar a mí si te duele la muela, vas a la escuela por tus hijos o estas peinando al gato.

Tal vez sería de lo último que me enteraría si nos vemos para tomar una café.

En twitter –el ultimo grito de la moda cibernética- puedo saber esto de mis cuates y cuatas y de cuanta celebridad –de todo tipo- quiera. Puedo, y en verdad puedo pues ya estoy dado de alta- hacer del conocimiento del ciberpúblico virtual de cada paso que de… puedes saber que hago, en donde estoy, para qué lo hago, lo que se me antoja de comer.

Con este programita aparecerá en tu pantalla. Ya si lo quieres leer o si pasas, es tu decisión. Lo que escriba y deje de hacer, es la mía.

Negarme a la privacidad tiene su encanto. 

Descubrimientos de un viaje a casa

Que las nubes pueden dejar de ser un bonito paisaje para convertirse en la causa de turbulencias que le quitan la tranquilidad hasta al más dejado.

Que puede haber una persona con serios problemas económicos y con fuertes deudas encima, quien al hacerle una pregunta sobre porqué no se iría a vivir a tal colonia donde su novio tiene ya un terreno y podría comenzar a construirle una casa, me responde que no "porque no me gustan los pobres".

Que los años comienzan a notarse en mis padres, pero que a pesar de no haberse visto en meses, no dejan de extrañarse. Él se sienta en su silla de siempre, ella le pregunta qué quiere cenar. Yo sólo sonrío y juego con las cáscaras de pistache que hay en la mesa.

Que hay personas que no se van aunque se hayan ido hace años, y que una botella de vino puede hacer que vuelvan todos los recuerdos y las risas.

Un viaje a casa que ya hacía falta hacer.

domingo, 12 de julio de 2009

Slava´s Snowshow en Monterrey

Empecemos por decir que se trata de payasos; pero quien espere un Cepillín o a Pipo quedará desilusionado. Lo de ser payaso –la cara pintada, la nariz roja- sirvan más como instrumento para la despersonalización que de la comedia.

Claro que vale la pena: el sonido,los colores, todo lo que habrá llevado al autor y a los artistas a construir una realidad alterna que, con base en pequeños momentos suman casi la hora y media, bien vale una visita a las siempre incómodas butacas del Auditorio Luis Elizondo.

Además del collage de sonidos y colores y las pequeñas historias que tendría uno que interpretar –flogonazos de la mente: favor de abstenerse- hay que decir que sí es entretenido: lo mismo quien tiene la ocurrencia de escribir esto que mi hija de tres año estuvimos al borde del asiento; a mi esposa no le convenció tanto.

También hay valor en la posibilidad de interactuar: por eso hay que comprar –de poderse- los boletos de precio alto: mis compadres o comadres que se ahorraron la entrada seguramente no disfrutaron tanto el espectáculo.

Po el éxito, según se, habrá otra temporada: a las amigas y amigos, no se la pierdan. Pero no esperen una comedia boba o payasos malabaristas.

sábado, 11 de julio de 2009

Inpiron Mini

Nada; solo haciendo una prueba con un programa remoto.

miércoles, 8 de julio de 2009

Bilimbiques motorizados y maldición generacional

Las últimas semanas he dedicado los minutos que paso en verdadera soledad a leer el Ulises Criollo de José Vasconcelos, lo cual ha resultado como comer carne seca…. es tan bueno que tiene que ser en pequeñas cantidades y con pausas. Ahí me he enterado que a finales del siglo XIX, por 32 pesos al mes, un provinciano podía abrevar del positivismo en la Escuela Nacional Preparatoria para luego destruirlo desde el Ateneo de la Juventud, el fashion time de los términos carranclan y carrancear, del origen del término “bilimbique”y de muchas otras cosas. De entre esas otras cosas me llama poderosamente la atención su antiprotestantismo y el antipochismo, el primero es fácil de explicar por sus raíces familiares (dos hermanas monjas, madres practicante y su propia beatería infantil); el segundo (el “pochismo” o lo que hoy llamaríamos “filogringismo”) es un poco más difícil de entender pues con el entran en tensión su admiración por la eficiencia industrial y financiera de los norteamericanos y su superior concepción de lo hispano e indígena. Pero bueno, todo eso solo me sirve para traer a cuento la frase que atribuye a un tal Nicéforo – Tesorero de Carranza que firmaba lo bilimbiques – cuando en San Antonio vio un congestionamiento de 8 carros en una de sus polvorientas seudo calles: “Hay Monterrey, así te quiero ver ….”. Dicha concepción de progreso, por ahí del 1914, devino en una profecía auto cumplida o si se quiere en maldición generacional.

Actitud

Andy, abogado de profesión - metrosexual por decisión, daba un nuevo trago a su Evian mientras se arreglaba el cabello cano de zorro plateado.

Así es, me dijo. Todo está en la actitud. Que no nos extrañe ver tanta mujer solterona. Ya en las estadísticas nos dicen que no habemos suficientes hombres; si a eso le quitas los hombres a los que no les gustan las mujeres (así lo dijo, con todo el rodeo para no decir una palabra que lo comunicara todo) pues habemos muchos menos; si a eso le quitas la decisión de los hombres de no estar con cadillos, jamones y bipolares ideológicas (esas que quieren vivir lo más liberal del feminismo y disfrutar el trato más conservador de caballeros de pipa y guante) nos quedamos con una proporción de 9 mujeres por cada hombre.

Todo está en la actitud, me dijo. Si las jamones no van al gym, los cadillos no intentan volverse flores, las bipolares no agarran la onda que no nos extrañe ver tantan solteronas.

Así dijo Andy el abogado-metrosexual y dió otro trago a su Evian.

martes, 7 de julio de 2009

Blanco sentimiento

Se me ocurrió la majadería de que al resto de los mortales les iba a importar cómo iba mi voto. Tomé el crayón, pinté mi leyenda "Voto en Blanco", saqué mi teléfono inteligente (así se hacen llamar los pretenciosos), le tomé una foto y acto seguido la publiqué en conocido portal de intercambio de ideas.

Pensé que se abalanzaría sobre mí una cantidad interminable de comentarios tanto a favor como en contra de la posición que había tomado, me imaginaba las acaloradas discusiones, mi defensa inamovible de mi derecho de hacer con mi voto lo que yo quisiera.

Estuve esperando. Actualicé en varias ocasiones durante el día la fotografía para ver si por error es que no llegaban los comentarios.

La verdad es que a todos les valía madre cómo había votado. Fue triste luego corroborarlo contra el escaso 4-5% que votó así. Se acabó la fiesta y ni siquiera hubo quien me explicara qué pasó. Unas horas después salió don Rodrigo a celebrarse en la Macroplaza. La foto sigue vacía. A nadie le importó siquiera para preguntarme qué había sentido al votar en blanco.

lunes, 6 de julio de 2009

La primera vez

Pos, ahora que lo pienso, no podía ser más que así. Digo: voy que vuelo pa los treinta y ocho y no haber estado con una mujer podía malinterpretarse. Así lo veía yo. Mi jefecita todo lo contrario: todavía un día antes cuando se lo comenté me dijo que debí esperar a la mujer especial, a una que, como ella, lo diera todo por mí. Ahora que lo pienso, mi jefecita tenía razón.

Por unos meses me las ingenié para guardar unos centavos del chivo; entre todo conté cerca de las cuatrocientas bolas. Suficiente, pensé.

El sábado por la tarde me animé y le inventé cualquier cosa a la jefecita, con los billetes y la morralla en la bolsa del pantalón, que me voy a la sonaja. Nomás en lo del taxi me tumbaron 35 pesitos. El camarada del coche me preguntó que si yo quería se daba la vuelta en unas dos horas más y que, de regreso, nomás me cobraba treinta. Sale, le dije.

Total, ya estaba ahí, a frente a esas paredes de cómo tres metros de alto y el portón metálico pintado por la Carta Blanca. Las manos me sudaban y sentía comezón por todo el cuerpo. Voy llegando a los treinta y ocho, me dije como para tomar valor. Respiré profundo y, encomendándome a mi jefecita, entré.

Bueno, a decir verdad no fue así de sencillo: los polis de la entrada me basculearon todo y me preguntaron que qué hacía y que cuánta lana traía. Me vieron novato en el asunto, o eso me imagino, porque a cada respuesta que les daba le seguía una sonrisita de parte de ellos, incómoda de a madre. Yo estaba nervioso y sin saber cómo responder a eso, sólo quería que el interrogatorio terminara y me dejaran entrar: traía, todavía, unos trescientos treinta pesos pa cumplir la misión.

Apenas dí unos pasos sobre la brava del terreno, sentí que de ahí era: me sentí uno mismo con las luces, el sonido de las rocolas, los pintados sobre las paredes, los techos de lámina; uno mismo incluso con el lodo de debajo de las hieleras. De ahí era pues. O eso pensaba.

Al tercer tendajo que vi, el Tropicalísimo se llamaba, creo, le entré. Olía a humedad, a cerveza y a tabaco quemado; olía, también, a coco, a piña y a fresas: las lociones que se untan las meseras, según me dijeron en algún momento durante la noche. Todos esos olores y las luces y el sonido me envolvieron. Comencé a bailar, estaba en onda: era yo el rey del lugar, ese era mi ambiente.
Ya solo me faltaba mi reina.

Ahí fue donde las cosas se complicaron. Me senté cerca de la pista de baile y se me acercó una de las meseras. Me hizo algo de plática y ordené una cheve. Saqué de la bolsa llena el rollito con billetes y le pagué los 50 que me pidió por la Modelo. Me dijo “újule chaparrito, si eso es lo que traes no tienes muchas ganas de divertirte ¿verdad?”. Se dio la vuelta y, mirando a un grupito de morras, se tocó la nariz haciendo cara de que yo apestaba. No iba a ser buen negocio, pues.

Apenas terminé la primera cheve los olores me daban asco, quería vomitar y regresarme a la casa a disculparme con mamá por la mentira que le había inventado para salir: ya no era el rey, sino un payaso. Pero estaba por cumplir los treinta y ocho y ya estaba ahí. Me dí valor y me levanté. Fui a la barra, saqué un billete de cien y se lo puse enfrente a la primera vieja que me topé. “¿Qué te tomas?”, le dije pretendiendo sonar decidido. Sonrió, agarró el billete y dijo que ella sola pedía. Lo de siempre, le dijo al de la barra: cerveza y dos limones. Me preguntó que cómo me llamaba y comenzamos a platicar.

Pensé que lo mejor sería hablarle con la verdad, sobre mis intenciones. Me dijo que lo veríamos y me llevó tras una cortina, a un privado. Me pidió lo que traía y yo le entregué todo, hasta los treinta del taxi de regreso. Se rió y me aventó el dinero, me dijo que apestaba y que conmigo no lo haría ni gratis. Las tripas me prendieron y le solté un golpe directo a la frente. Le dije que estaba por cumplir los treinta y ocho y que esa sería la noche y ella la vieja. Le tape la boca y le dí otros puñetazos. Me quité el cinto que, de alguna forma, llegó a su cuello y la ahorqué. Para cuando me descubrieron, esa morra ya no respiraba. Si me dijo su nombre, no lo recuerdo.

¿Qué si me siento mal por lo que hice? Claro mi jefe: ahora estoy aquí encerrado esperando a la jefecita para ver qué hacemos. Es extraño: tengo casi treinta y ocho y quiero llorar. ¿Lo de matar? Sí, eso también se siente extraño. Imagino que eso se siente cuando es la primera vez.

El Estado y los riesgos de la cotidianeidad

En anteriores post escribí sobre la ausencia de estado en ciertos territorios (24 de junio) y de los actores y las circunstancias presentes en los procesos que llevan a tal situación (2 de julio), hoy hago un apunte sobre los riesgos de la cotidianeidad o lo que es lo mismo, ciudadanos que se acostumbra a estados de excepción o a vivir en ambientes dónde ciertos actores disputan con el Estado el ejercicio del poder y en casos extremos el mismo monopolio de la violencia, dos incidentes me servirán para ilustrar el tema. El primero tiene que ver con Fercho, caminábamos por la Séptima y en cierto punto me dijo: crucemos a la otra acera. Lo seguí y le pregunté ¿Por qué hicimos eso? El taxi que estaba estacionado por donde íbamos se veía muy “sentado” – me dijo - ¿Y eso qué? Bueno, de la época de los bombazos uno sabe que 400 kg. de explosivos en la cajuela de un taxi hacen que se “siente”, por natural instinto de sobre vivencia, sea o no sea, uno evita cualquier cosa que se le parezca. La segunda lección fue más grave y me la dio Arturo, cuando la TV anunció el estado de conmoción interior le pregunté ¿Qué significa estado de conmoción? La suspensión de garantías individuales no significaba nada para él, con unos 40 años de vida y varias experiencias similares, me respondió: - No se preocupé, lo más que puede pasar es que en lugar de que lo detengan una vez lo detengan dos -. La respuesta, más que el estado de conmoción, me dejó con los ojos cuadrados. Ahora entiendo que lo grave no fue la respuesta, si no el proceso que se incubó por muchos años y que conduce a que los ciudadanos vivan una normal anormalidad, actores que permiten que los procesos evolucionen de tal forma que se termina viviendo en Estados débiles que no son capaces de garantizar la seguridad y el ejercicio de las libertades fundamentales de sus ciudadanos.
Desafortunadamente estos recuerdos también me traen a la memoria otra cosa, la metáfora de la ranita y la cacerola con agua hirviendo. La pobre rana saltaría violentamente si la dejamos caer repentinamente; vive cómoda y placidamente si la temperatura del agua aumenta poco a poco.

domingo, 5 de julio de 2009

Votar

Ayer, hace un año, fui estuve en la mejor celebración de pirotecnica en Estados Unidos: el día de la independencia en Boston. Quise hacerme un tiempo para escribir, pero no pude (el tipordinaro quiso, pero no pudo).

Hoy el tema el diferente: el voto. Hay que salir a votar, me parece. Y no se trata de ese lugar común "el que no participe no puede exigir"; la exigencia también es un derecho que no se cancela por el no ejercicio del voto: aquello nos los dicen las autoridades electorales para que los porcentajes no bajen demasiado, esto lo digo yo, como producto de laaaargas refelxiones.

Hay que vota, me parece, como parte de todo un ejericicio de democracia. Hay que votar tanto como hay que participar, involucrarse, señalar, exigir y decir; apoyar a un candidato, acercarse a los grupos, hacer, hacer, hacer... que los políticos no se queden lejos de los ciudadanos por culpa de los ciudadanos. Ese es el ejercicio democrático y el que cuenta: el de los 365 días del año.

A las 8, abren las casillas. Ya mañana será otro día.

jueves, 2 de julio de 2009

Juanjo y los creadores de territorios sin Estado

Germán es un amigo caleño y está en este post porque un fin de semana me llevó a su finca, por la carretera al Puerto de Buenaventura, a unos 30 minutos del tinto con arepas que se toma en tazón, en el paradero que está en el punto más alto de la montaña. Pero los protagonistas son Juanjo y su mujer, baquianos que cuidaban la finca de Germán; ella por el delicioso huevo con mazamorra que nos preparó y él por la lección práctica, que a instancias de Germán me contó. Empezó diciendo : Me fui al Guaviare por que la cosecha de coca deja 10 veces más que la del café, a los seis meses regresé con dos costales llenos de billetes, me subí a un avión por primera vez en mi vida y me di el gusto de bajar en Bogotá y comprarle un montón de garras a mi vieja. Mientras Germán sazonaba la historia: El Guaviare forma parte de la región Amazónica de Colombia (un tercio de todo el territorio), solo se llega en avión o por río y el Gobierno es gobierno solo en el espacio que pisa, claro siempre y cuando esté acompañado de 2 o 3 batallones del ejercito. Con gracia pueblerina Juanjo nos contó como hizo que su mujer comprara tantas cremas que la piel se le volvió suavecita, solo para darse el gusto de que lo acariciara….y también que a los 3 meses se gasto el último billete ¿Y luego qué? ¿Otra vez a sembrar banano y cosechar café? ¿O regresar a la Amazonia? ¿Otra vez al cambuche y la coca?
Esta vivencia me sirve para hablar de los actores del territorio sin Estado: i) Un Gobierno que teniendo la voluntad no tiene los recursos para hacer presencia en un territorio determinado o que por otras razones no lo hace (incapacidad en el sentido negativo, corrupción, contubernio o simple desidia); ii) Los que llenan el vacío: contrabandistas, guerrilleros de “izquierda”, narcos, guerrilleros de “derecha”, comerciantes rapaces, hacendados “bien intencionados” creando sus propios grupos de autodefensa; iii) La miseria y las personas que la padecen, que por miedo o beneficio se convierten en peones de la línea de producción en turno (cualquier cosa, hasta productos agrícolas legales); iv) Las redes de soporte, comunicaciones y protección, en la zona gris de la ética, no están en el extremo de la delincuencia y/o guerrilla declarada, pero forman parte directa o indirectamente de la cadena de producción o beneficios. Juanjo, el dicharachero Juanjo, fue parte de esa maquinaria.
Contexto: por esa época las FARC tenían ya unos 40 años operando, unos 15,000 efectivos regulares y se hablaba de cuando menos unos 60,000 en la red de soporte y protección; las Autodefensas tenían como 5,000 hombres regulares y las ganancias del negocio de las drogas y sus paralelos (protección, secuestro, armas, etc.) se tasaba entre 400 y 500 musd por año.
La clave: el abandono del ejercicio del poder en un espacio determinado mina la nación, el abandono del ejercicio de la fuerza y la autoridad deslegitiman.
Cuestarriba: revertir el abandono, cuesta muchísimo dinero y si, también muchas vidas.
Los ingenuos: los que creen que recuperar los territorios y ejercer autoridad y fuerza se puede hacer con saldo blanco, los que creen que es mejor no hacer nada.

miércoles, 1 de julio de 2009

Se casa en septiembre

Hacía tiempo que no veía al amigo Manuel C. Rivas Tope.

Es, para quien no lo conozca, uno de esos tipos que jamás ríen. Y, a decir, verdad nunca le he conocido otro amigo que no sea yo. Decía, pues, que no le veía desde hace tiempo. Y fue como si lo llamara con la mente a fuerza de tanto recordarlo.

Tomamos toda la noche. El, como de costumbre, vino blanco; yo, como bien se sabe, Joya de Manzana. Tomamos y platicamos, nos pusimos al día: todo lo nuevo se sobrepone a lo que nos conocemos.

Manuel, el que nunca ríe, ahora lo hará menos. Anda con el corazón en la mano, ofreciéndoselo a quien lo quiera. Ya no le importa, dice, quien lo acepte. No le importa, insiste, porque a quien ama se casa en septiembre próximo.

Y no quiere ser dramático. Creo, incluso, que así se lo prometió a la amada: nada de drama, nada de un ¡salud! en la soledad cuando repiquen las campanas y se riegue el arroz frente al altar. Nada de forzar la memoria para que olvide su nombre.

Lo prometió, creo, pero no puede cumplir. Se toma todo el vino blanco que puede porque quiere que se le curta el corazón en alcohol. La perdió porque así lo quiso el destino... pero, al final, fue así por cobarde: nunca dijo lo que debió en el momento oportuno.

La oportunidad, ahora que lo ve, fue un extraño en toda la relación: no se conocieron a tiempo, no comenzaron su relación a tiempo, no dijo las cosas a tiempo.

Y entre copa y copa de vino blanco la única esperanza que le queda es que lo de ellos no termine en el momento en que debe. Y que se sigan viendo y se inventen ocupaciones. Y que sean ahora dos los engañados y cuatro los felices.

Pero eso no lo sabrá hasta septiembre próximo. Manuel nunca ha reído y ahora lo hará menos. Salud.