sábado, 29 de mayo de 2010

Salud, dijo el el Manco

Mi amigo el Manco siempre toma Joya de Manzana, por eso me sorprendí cuando lo vi saboreando largamente un pequeño sorbo de cerveza. Luego brindó apretándose la válvula de la tráquea, un poco como ladrando y un poco aspirando, con rasposa voz. Se ajustó la bolsa de la colostomía y vacio el tarro de cerveza en la bolsa de la alimentación y me dijo, rascándose la nariz con el muñón: Ah, que bien cae una cerveza bien fría con un poco de sal y limón.

viernes, 28 de mayo de 2010

Sapos

Salían desde el interior de la sabana, viscosos y ásperos, como transmutaciones del viejo colchón. A uno le cortó la cabeza de un machetazo, dos más quedaron ensartados por la panza en certero estoque, otro se puso a salvo por el simple expediente de saltar fuera de la cama. Otros completaban, con sus propios orines, el moco sanguinolento que escurría por las piernas del chiquillo mientras este, enloquecido, saltaba, reía y lloraba al mismo tiempo. Manantial de sapos inagotable.

domingo, 23 de mayo de 2010

Stieg Larsson: Ése inmortal que muy pronto murió.

 

Cómo decírtelo, Larsson. Supe de ti antes de conocerte: las portadas noir y los títulos que te colgaron en la traducción al español (después de todo ¿quién no ha soñado con un galón de gasolina y un cerillo?) hicieron que tu nombre ocupara el primer lugar de mi lista de “lecturas-por-hacer”.

Cinco semanas me bastaron para devorar la trilogía y para que me doliera tu muerte: mucho de lo que pasaría en la Redacción de Millennium, con la vida de Lisbeth Salander, de su hermana, de Mikael Blomkvist, sus reportajes y sus amantes, quedarán en nada. Esos círculos no cerrarán. Nostalgia.

Antes de ver publicada tu primer novela, como ya se sabe y es parte del anecdotario de tu vida, te mueres de un infarto. Mi amigo Larsson: esos kilos de más, el tabaco, no dormir y la escalera que subiste antes de aventar la vida en tu escritorio de reportero, completaron una leyenda que apenas comenzaba.

A seis años de tu muerte, al menos dos libros biográficos se han escrito. Kurdo Baksi escribió “Mi Amigo Stieg Larsson”, Barry Forshaw se aventó “The man who left too soon”.

Yo no pretendo ser tu biógrafo, lejos estoy de hacerlo. Lo único que quiero, ya que me diste la confianza de conocer tu mundo –y el de Lisbeth, Mikael, Zalachenko y todos ellos-, es escribiste esta carta que te entregaré cuando también, con algo de suerte, aviente la vida, haciendo lo que me gusta, en algún escritorio y bajo la luz de una lámpara.

 

…… el resto de este escrito aparecerá en Espacio 4, publicación quincenal. Ya avisaré…

domingo, 16 de mayo de 2010

Percepción

Ese, el que graba el video por un ojo y llora con el otro, ese es el papá de los niños, su esposa es la que murió en el bombazo de la 119. Eso me dijo y solo atiné a verlo largamente, el lloraba por un ojo, grababa el festival de fin de cursos de los niños de primaria con el otro y sostenía al de kínder entre los brazos. Esa es la imagen con la que me quede, hoy es percepción de una realidad lejana.
El primero de mayo viaje a Matamoros por carretera, estuvimos por allá tres días, fuimos a Brownsville, luego a McAllen y de regreso, llegamos a casa casi al anochecer. Ayer fui a Reynosa, anduve babeando por un parque industrial del tamaño del campus de la Universidad Autónoma de Nuevo León, no sé cuantas empresas estén instaladas ahí ni cuantos empleados tengan en conjunto lo que si sé – se ve se siente – es que en la entrada hay cuatro o cinco cajeros automáticos listos para ser ordeñados cada fin de semana; también estuve recorriendo la zona adyacente al predio donde un cliente va a construir un Centro Comercial para competir con el de enfrente. Por la tarde de regreso a casa. Hoy me fui a Nuevo Laredo por las mismas razones – bendita competencia - carretera por la mañana, carretera por la tarde. Ningún accidente, ningún incidente, ni de cerca ni de lejos.
¿Cómo hacemos para que todos los días sean así?

Madre

Con la espalda fatigada y los ojos ardiendo, te exiges.

De paso, casi con descuido, levantaste una frase: los hijos agradecen tu esfuerzo y que no abandones al primer intento fallido. Esa frase ahora es tu credo, el escapulario que sin cuestionar te cuelgas al cuello. 

Ahora intentas la omnipresencia. En la casa, el trabajo, la familia. Cuando todo está en primer lugar, nada espera. Te consumes y recuerdas eso de mantener el esfuerzo, no retirarte.

Se desquebrajan tus tobillos, los labios se parten, las manos se secan. Te conformas con eso de la belleza interna o, de plano, se te olvida.

Pasa el tiempo. De hija a madre y de madre a abuela. Mantienes una lucha solitaria sin una tierra por conquistar. La lucha es la conquista y la refriega el premio. 

Nada fuera de tu sacrificio. Ya, en la tierra, la espalda descansará.

lunes, 10 de mayo de 2010

Granizo

Así, quitarle las lagañas al corazón. Parárteme enfrente y, sin rodeos, quedarme callado. Entender que no se trata de tus tiempos o mi agenda, sino de coincidencias en tiempos muertos, donde hay vida.

Amar sin facturas ni declaraciones anuales. Poseer las sonrisas de esas parejas en las fotos. Engañarnos diciéndonos que la felicidad existe. Jurar sin hablar, escuchar sin decir.

Esas pesadas gotas quieren que las recordemos como granizo.

Ver la misma película, en el mismo lugar. Sorprendernos del final que ya conocemos. Yo llevo las palomitas; tu pones el microondas. Vivir, pues, una situación extraordinaria tejida de lo ordinario.

Adrenalina y café, se juegan una carrera. Yo, sueño.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Encuesta presidencial

Está que te revienta los huevos de una patada: el apogeo de la democracia directa, el cenit del interés del Estado, está en la pregunta presidencial de si Felipe Calderón debe o no irse a Sudáfrica para aplaudir cuando unos cabrones le peguen al balón en el Mundial. 

Apuesto a que en Presidencia ya saben la respuesta. Antes que una oficina para la planeación en esos lugares tienen orejas disfrazadas de encuestas que saben qué tanto se nos inflaman los pulmones cada vez que respiramos. Apuesto a que sí.

Y, si no la saben, que se dediquen a vender tacos. 

¿Para qué venirse con esta jalada? Más o menos a quién le viene en gracia la pregunta a la multitud cuando se está en algún momento de una guerra más mediática que certera.

A como está la cosa, la única diferencia entre esto y las reuniones plebiscitarias de AMLO, es la tecnología.

Perdonen el francés, pero del carajo me resulta utilicen pseudo-mecanismos para la democracia directa en mafufadas. Al final, el Presidente hará lo que ya ha decidido hacer. Pensará que metió un gol fomentando la participación ciudadana, poniendo buena cara y haciendo un chiste para que los muertos se nos olviden. Pero, así, lo que se olvida es el valor de la participación y el ciudadano reafirma su postura de pinche caricatura de Betty Boop.

Necesito algo de café. Cafeína en las venas, que me tranquilice.

lunes, 3 de mayo de 2010

Como chicle

Así, como chicle a 40º son las cosas de familia.
Entiendase esta declaración como una declaración de fe o de principios, como un axioma o como un teorema o como usted le quiera llamar; entienda además que proviene de un pequeño cínico, medio amargado del philum o subphilum – creo así decía “la tomatona”, mi maestra de biología de la secundaria – de los grinch.
La explicación es simple, el sábado estuve en una reunión familiar en dónde, para mi secreto regocijo, asistí a un continuo desfile de expresiones de What? Who? Where? or How? Incresendo inversamente proporcional según la edad del personaje que saludaba.
El motivo: una tradicional quinceañera mexicana, con coreografía y toda la cosa, de la hija de uno de mis primos, derivando en reunión familiar inesperada (Por cierto ¿Alguien me podría decir que leyes rigen la denominación de parentescos? La festejada ¿Será mi prima segunda o mi sobrina? ¿Existen, como dice una amiga, los tíos abuelos segundo por el lado de la madre?).
El punto: la cara de Who? y ¿Qué hago aquí? del novio o novia de algún primo que en un descuido – que conste, solo son las leyes de la vida – podrían traer un primo tercero; la pregunta de la chiquilla ¿Quién es ese? (mi primo) No puede ser nunca lo he visto….. y así hasta la despedida.
Y bueno, en medio de todo eso, las mascaras que se confunden y hacen aparecer alazanes donde deberían ser colorados o lacios en donde los rizos mulatos serían lo más lógico.
En fin, como los chicles, la familia es como los chicles, se estira, se decolora y pierde sabor …. pero sigue siendo el mismo chicle.