Desde el 94 que no me subía a un avió de hélice.
En aquella ocasión, habían pasado sólo meses desde el estallido del movimiento del (ahora más que desinflado) EZLN. Me trasladaba de San Luis Potosí a Tuxtla.
Ahora, más de tres lustros después, me subo para trasladarme de Frankfurt a Salzburgo. Poco antes de empezar el vuelo, los aviones de hélice son tremendamente ruidosos y se mueven mucho. Son, además, más tardados que los de turbina.
Encuentro, a un lado de la bolsa de mareo, la edición 01/2010 de la Revista Austriaca Succeed. El tema central: una entrevista con Bill Clinton.
Son siete u ocho preguntas las que le hacen al ex mandatario. Destaco las que me llaman la atención.
Le preguntan cuáles son los libros que ha leído recientemente. Contesta que esta leyendo la biografía de Gabriel García Márquez.
Le piden nombres de pensadores, analistas y filósofos actuales sobre los que no debemos dejar de prestar atención. Da esta lista: Paul Krugman, David Brook, Malcolm Gladwell, Tom Friedman, Robert Wrigth.
Le piden lo mismo, pero sobre líderes políticos. Habla de José Ramos-Horta, presidente de Timor del Este; el presidente Uribe de Colombia y Paul Kagame, de Ruanda.
4o minutos se hace de Frankfurt a Salzburgo en avión de hélice. Y, nunca antes, había aterrizado en un lugar donde estuviera nevando.