Verla es responder a la publicidad que a lo largo de un mes ha bombardeado los canales para niños. Puede que tu pequeño acompañante no se duerma, pero tu preferirás seguir comiendo palomitas. ¿Le sigo?
Soy un fan de las películas animadas por computadora. Imagino que para mí significan lo mismo que aquellos primeros programas en televisión a color en la generación de nuestros padres. Teniendo una niña de 4 (mejor dicho, siendo propiedad de una niña de 4), tengo el pretexto ideal para ir al cine.
Me sumo a esas reflexiones que las películas para niños son, cada vez, menos para niños: las tramas abandonan su simplicidad, los personajes se llenan de vida. Muy lejos está el ratón que entona una canción mientras conduce un barco de vapor.
Y no solo las historias. Poder ver cómo un ordenador se acerca cada vez más a la reproducción fiel de la realidad. Y cómo los personajes pueden expresarse. Uff. Me encanta ese tipo de animación.
Por eso películas como Mi Villano Favorito me decepcionan. Te pasas hora y media, hay buena compañía, y ya. No te sorprendes como con Toy Story 3, por ejemplo. Incluso Shrek For Ever After –y mira que no es la mejor- está mucho mejor.
Grú –el villano favorito- en español tiene la voz de Andrés Bustamante (en inglés de Steve Carell, el virgen a los 40). Pues bien, a los 15 minutos tu cabeza estará saturada del tono confuso, muy poco preciso de un acento extranjero que no se justifica por ninguna parte en el guión. Una mala combinación del Doctor Chunga y Ponchito. Hay tres niñas, Margo, Edith, Agnes… su papel es lo mejorcito que hay. Hay una especia de cacahuates fosforecentes con lentes –ayudantes de Grú, quienes a fuerza tratan de motivar risas.
Si puedes, repite Toy Story 3. Esa es la recomendación.