Así, quitarle las lagañas al corazón. Parárteme enfrente y, sin rodeos, quedarme callado. Entender que no se trata de tus tiempos o mi agenda, sino de coincidencias en tiempos muertos, donde hay vida.
Amar sin facturas ni declaraciones anuales. Poseer las sonrisas de esas parejas en las fotos. Engañarnos diciéndonos que la felicidad existe. Jurar sin hablar, escuchar sin decir.
Esas pesadas gotas quieren que las recordemos como granizo.
Ver la misma película, en el mismo lugar. Sorprendernos del final que ya conocemos. Yo llevo las palomitas; tu pones el microondas. Vivir, pues, una situación extraordinaria tejida de lo ordinario.
Adrenalina y café, se juegan una carrera. Yo, sueño.