viernes, 6 de noviembre de 2009

El manco y la insoportable levedad del ser

El manco, ése que presume siempre sus guantes de box, me invitó a desayunar. Sorpresa fue verlo tan temprano; que fuera yo quien pagase la cuenta, no. Y no importa, mientras la cartera alcance.

- Hace tiempo –me dijo-, tomé la última decisión de mi vida: no volver a tomar una decisión. He sido, desde entonces, una hoja que el viento lleva: subo y bajo como caprichosa la vida es. No hay errores, sólo destino. Pocas cosas importan en la vida: en todo lo demás, puede uno ser flexible y a nadie hace daño. Bueno, puede dañar un poco, pero el saldo parece siempre positivo.

En el menú de desayunos no había Joya de Manzana. Tomé entonces café americano con hielos.

- “Pero manco -pregunté, ¿me recomienda que haga lo mismo?

El maco rió.

- “No sea pendejo, mi amigo –dijo. Lo único que siempre le pido es que no me tome muy en serio: en esto de la vida no hay reglas. Lo que ha servido hasta hoy, no tiene por qué ser útil mañana. Lo que me acomoda a mí, no tiene que acomodarte. Milan Kundera ya lo dijo: lo grave de la vida es que no llega ni a boceto; el boceto es el antecedente de un dibujo y en la vida lo que ves es lo que hay y nada más. O se es obra de arte a la primera, o más te vale creer en la reencarnación pues de otra manera, te gastaste todo tu dinero sin subirte a los juegos de la feria. 

- ¿Todo eso dijo Milan Kundera?

- Lo único que siempre le pido al amigo –insistió, es que no me tome muy en serio.

 

---en twitter: victorspena