sábado, 7 de noviembre de 2009

El manco y su ejemplo sobre ciudadanía

El manco, ese que siempre presume su guantes de box, dio un trago a su cerveza; comentó lo bien que le han sentado las nuevas medicinas y como, poco a poco, ha regresado a su vida de siempre: ésa, en la que lo único que espera es la muerte.

Yo, sin mayor novedad, sólo tomaba Joya de Manzana y escuchaba.

- He estado pensando en eso que traes muy de moda –me dijo mientras se rascaba un muñón-. Eso de la ciudadanía, del compromiso ciudadano y quién sabe qué tanta cosa más nombras, como si fueran todas lo mismo.

-Me da gusto saber lo de las nuevas medicinas –respondí queriendo llevar la plática para otra parte.  

-He pensado –continuó sin escucharme- en un ejemplo que te comparto:

“Había una vez –y perdona que comience como cuento, pero no se me ocurre otra manera-, un montón de ciudadanos hartos de su gobierno. Gritaban una y otra vez que en el gobierno estaban los corruptos, los imbéciles, los que no podían hacer nada. Decían, pues, que todo estaba de cabeza.

“Un buen día, algunos cuantos de ese montón logran organizarse. Comparten una idea: hay que exigirle resultados a los gobernantes; quién no pueda, que renuncie.

“Redactaron un pliego petitorio. Como era una cosa ciudadana, hicieron mesas de trabajo, foros, reuniones. Sorprendentemente, lo primero redactado era igual al producto final. Quienes dijeron que esa coincidencia se debía al monopolio del poder que ya ejercían los pocos organizados sobre los muchos en montón, fueron apartados. Así la vida.

“Total, que con aquél pliego un buen día exigen una cita con el más alto funcionario quien, al instante, recibe una comisión ciudadana (coincidentemente, son los mismos pocos sobre los muchos en montón, en fin).

“Le exigimos –dijeron- que en seis meses dé resultados; si no puede, renuncie.

“Resultados de qué, preguntó el más-alto-funcionario.

“Señalando el pliego,  los pocos dijeron a una sola voz: en seis meses ya no debe haber desempleo, debe mejorar la economía, debe erradicarse la corrupción, debemos ser todos más felices.

“El más-alto-funcionario se rascó la cabeza y le dijo: Y por qué me lo exigen, yo sólo soy el más alto-funcionario.

“Cómo que por qué –se rasgaron las vestiduras. Tu obligación es asegurar todo esto que dice el pliego, para eso eres gobierno; nuestra obligación es exigirte que cumplas, para eso somos ciudadanos. A todos se les piden resultados porque lo que no se mide no se mejora y lo que no se mejora, no sirve.

“Volvió a rascarse la cabeza el más-alto-funcionario y repitió lo escuchado: a todos se les piden resultados; yo gobierno debo cumplir en seis meses mi obligación, si no me voy; ellos, ciudadanos, tienen como obligación hacerme cumplir. Mmmmmm.

“Vamos viendo compañeros ciudadanos –les dijo el más-alto-funcionario. Vamos siendo todos parejos. Mi obligación es cumplir, la de ustedes hacer que cumpla… vamos haciendo indicadores para ambos lados y si ustedes ciudadanos no hacen que yo en seis meses cumpla, públicamente reconocen que no lograron su única obligación y renuncian a la ciudadanía. Si no me pueden hacer cumplir, total, para qué son ciudadanos.

“Después de una larga conversación, los pocos organizados informaron a los muchos del montón: ¡Compañeros ya casi podemos cantar victoria; la trascendencia de nuestra organización es tal que daremos puntual seguimiento a los trabajos del más-alto-funcionario. Para eso requerimos dedicarnos tiempo completo… nuestras gestiones han dado fruto,  por lo que recibiremos alguna justa compensación de parte del gobierno que, dicho sea de paso, no compromete nuestra independencia; seguimos en la lucha, seguimos informando.

“Seis meses después, algunas cosas habían cambiado… poco, muy poco. No se logró la felicidad de todos, pero sí de algunos cuantos: los pocos organizados, los del pliego petitorio, deslumbran con su amplia sonrisa. Colorín colorado.”

Guardé silencio, di un trago a la Joya de Manzana. Le dije al manco que no estaba seguro de haberle entendido.

El manco se rascó un muñón, encogió lo hombros y dio un trago a la cerveza. “Tal vez debo trabajarlo más” dijo y continuó siendo feliz gracias a las nuevas medicinas.

 

--- en twitter: victorspena