Estoy harto, cansado, fastidiado, fundido y en riesgo de volverme un fodongo pesimista. A partir del día de hoy no escucharé más noticiarios en la radio, tampoco veré los de televisión, de los periódicos me quedaré con un vistazo y leeré solo buenas noticias o un poco chacoteo. Me dedicaré a mis pasatiempos favoritos, algunos permanentes, otros de época y alguno de llamarada de petate: leer, andar en bicicleta y comer tamales. Tengo en la lista de lecturas: mi revista de todos los meses (Letras Libres); Freakonomics; otro que lleva un título algo así como El niño que se cambio a un lado de la cerca, o no se que, pero que a simple vista me gustó; El vuelo de la Inteligencia que Neuroamanecer me prometió en préstamo (por cierto no se lo devolveré); creo que le compraré a mis hijos la serie de Corazón de Tinta (Miss Funke) aunque solo se los entregaré después de que yo los lea y bueno, todo lo que caiga en mis manos y que no sea nube negra. Creo que con eso tengo hasta los santos reyes.
Claro también trabajaré un poco y me dedicaré a escribir mi tesis, de eso si debo preocuparme, mi asesor dice que está traumado por que su asesora de tesis le rechazo siete veces cada uno de los capítulos de su propia tesis, espero que no descargue en mi todas sus penas ocultas.
Hay me avisan cuando los periodistas, locutores, presentadores y vedetes (¿Cómo se escribe en español? o ¿Cómo lo digo suavecito pero igual de duro?) del circulo rojo dejen de hacer de nube negra. Nadie se muere de pobre, nos morimos cuando se nos acaba la esperanza.