Así de frágil: dejaste de contestar, y lo nuestro terminó.
Lástima. Me digo "suerte para la próxima" y cruzo los dedos queriendo no tener tiempo para que me duelas.
Imaginar que lo mismo puede hacer yo, no contestarte, y dejar que entendieras el silencio, que te cansaras de esperar, que las llamadas no devueltas fueran lo suficientemente elocuentes.
Gracias.