martes, 28 de abril de 2009

El café en tiempos de influenza

Ahora sí creo que el fin del mundo está próximo. Después de una lucha casi mortal, pude salir de la casa: no se me tome a mal, lo que sucede es que con la guardería cerrada, hacerla de niñero limita el tiempo que puedo dedicarle al trabajo.... y mientras el mundo no se parta en dos, debo seguir buscando la papa.

Total que depués un par de patadas y una llave de lucha libre profesional, estaba fuera de la casa. Ya dentro del carro, camino al estarbucks de mi preferencia, encontré con marejadas de rosotros ocultos tras tapabocas deficientes. Las cosas ya no son como antes, es un hecho.

Llego y pido lo de costumbre: una prensa francesa y un sandwick (que por costar varios pesos más que en un oxxo aquí le llaman panini).

Como la "cajera-anfitriona" estaba arrinconada, no fuera a salírseme una gota de saliva contaminada, tuve que escribir mi orden y mandársela por correo. Al poco tiempo llegó mi café y panini empaquetado a prueba de infección: todo en platos y tazas deshechables. Uuuuta.

Un cabrón, al fondo del café, estornudó. Seis desconocidos tomaron sus cosas y se fueron. El del estornudo, apenado, se fue poco después.

Total que solo quedé yo con mis desechables y la cajera arrinconada debajo de la caja registradora. Si presento síntomas, ya saben a quien culpar: al anónimo ojeis que estornudó en mal momento. Creo que el mundo sí va a terminar. Ja.