domingo, 11 de abril de 2010

Fe

Perdiste la fe: Los rezos no pudieron proteger la vida de una de tus cinco gatas. 

Nadie te dijo que hacerse la cruz sería infalible. Que con decir amén las dificultades se superaban.

¿Y si con fe se mueven montañas –preguntas, por qué no salvar una vida?

Frente al pozo que está en un lugar cualquiera tu insistencia le cerró lo ojos y, según dijiste, abrió los tuyos.   

Algunos de los cercanos hablan de pruebas, momentos de resaca que se curan con mayor fervor. Yo me aparto de ese camino. Una fe endeble no es digna de vivirse, según creo.