Exostho, exosto, exhosto.
Exhosto, así le dicen al mofle en algunos países.
Ayer estuve a punto de quedar con cara de mofle.
80 km/hr., dos de la tarde. Siento un golpe en la parte frontal del carro, reviro – mas por instinto que por haber visto algo - como Fernando Valenzuela y sus 120 kgs., o sea no muy rápido. Escucho otro golpe atrás de mi, a mi derecha y sigo de frente.
Ah, algo me pegó y boto el espejo retrovisor derecho. No me detengo, sigo de largo y llego a casa.
Me bajo y voy y veo: un golpe en la defensa – al frente -, la polvera derecha tiene dos golpes y se separo como pulgada y media, otro golpe y el espejo. Ni modo habrá que llamar al seguro, hojalatería, pintura y espejo.
Medio segundo después o 10 km/hr más rápido o 50 cm más alto el maldito exhosto entra por mi ventana (abierta, pues el clima de mi pejemovil no sirve) o hace añicos el parabrisas.
¿Cómo me veré con cara de exhosto?
No pasa nada. Mi mujer me dice: dele gracias a Dios. Gracias Dios.