el manco, ése que presume sus guantes de box, me explicaba sobre la vida.
- mira m´ijo, debo darte uno de esos consejo que siempre llegan tarde: consíguete una morrita joven o, cuando joven, consíguete a la morrita. Si te esperas demasiado nunca conocerás el amor.
- no te entiendo campeón -aproveché el silencio creado por el boxeador cuando se rascó el muñon.
- si, mira: a las morras les llega una edad en las que ya no se comprometen por amor. Se dan cuenta de qué pueden sacar con lo que tienen. Eso de "con amor pan y cebolla" se acaba poquito después de la mayoría de edad. Si buscas amor, búscalo cuando joven porque los hombres también se vuelven cabrones. Ya adulto no se ama, se pacta.
Guardé silencio. Dejé que el campeón volviera a rascarse el muñón contra la barra del bar. Tomó él cerveza por el popote y yo, como siempre, le dí un trago a la Joya de manzana.