tengo la impresión de que el negoció de los voceadores, por decirlo de manera elegante, se ha diversificado.
En los cruceros de las principales calles de la ciudad ya no se ven aquellos maestrines de siempre, al viejo que tenía años vendiendo periódicos.
Quienes ahora han asumido el control son jovencitas con mezclilla ajustada y playeras al ombligo que dejan ver estrías, ombligos profundos, pelos enterrados. Y digo el negocio se ha diversificado porque puede vérseles a las once de la mañana vendiendo el matutino.
Bueno, bueno. Queriendo ser más preciso debo decir que a las once de la mañana el negocio cambia de giro: del papel a la carne.
Ordinario como soy, cierro el comentario: si a las siete de la mañana pueden comprarse las frescas noticias; a las once, por algunos pesos más, pueden comprarse un par de asoleadas.