martes, 18 de noviembre de 2008
Melquiades y los abalorios
No cabe duda vender ilusiones siempre es redituable, es como los magnicidios en solitario. Solo hace falta alguien que quiera hacerlo. ¿Quieres comprar un paseo en alfombras voladoras o tocar una piedra helada que te hace sentir calor, o desenterrar las llaves perdidas hace cien años con el simple pase de una lleve en forma de “u”? Árabes modernos, mercachifles descendientes de Melquíades, también escriben en sánscrito - financiero - y despluman a quienes quieren ahorrarse dos gotas de sudor, tres duras, algunas maduras y uno que otro ayuno, Dios quiera que las lombrices mueran primero. Si las imágenes de los disturbios son alucinantes-miles y miles de personas protestando en contra y si también a favor – más lo son algunas cifras: más de 200,000 afiliados, decenas de empresas en el ajo, una solo de ellas con 60 oficinas en el país de la mariposas amarillas, hasta 300% de retorno, una sola empresa fue obligada a devolver 90 musd, etc. Ayer el Gobierno reacciono y decreto estado de excepción (Emergencia Social, es el nombre correcto) para expedir decretos y mitigar los efectos de la crisis. Una especie de “estado de sitio” para combatir el crash del wall street bananero que se inventaron unos vivales cuando re encaucharon las viejísimas pirámides en Colombia (tarjetas de prepago, adelantos de intereses, posibilidad de adquirir electrodomésticos entre otros afeites y coloretes). Alucinante.