“Punto segundo del programa de la pochización de la República, la obra de Kemerer(1) (sic) se puede apreciar de un vistazo cuando se considera que su creación principal fue el Departamento de la Contraloría. Consiste éste, en los Estados Unidos, en una oficina revisora de cuentas de todos los Departamentos del Ejecutivo. Y sirve para preparar los informes al Congreso, para vigilar el manejo de los fondos dentro de la esfera presidencial, y es, en suma, un añadido estorboso, por que no tienen nada semejante en los países bien administrados, como España o como Francia o como Suiza. Pero la Contraloría que estableció Kemerer con beneplácito de Carranza es distinta de la yanqui y constituye una verdadera mascara del fraude. Era lo que necesitaba Carranza para librarse de rendir cuentas de los dineros que mal empleaba, y es lo que ha servido después para tapar, disimular todos los robos. Pues la Contraloría nuestra se arrogó las funciones del antiguo departamento de Glosa adscrito a las Cámaras Legislativas, que consuma la revisión de las cuentas oficiales con personal dependiente del Poder Legislativo. Es decir: según la teoría constitucional más elemental y el decoro más obvio, el Ejecutivo entregaba sus cuentas al Poder Legislativo para que este, en su soberanía, las aprobase o las objetase. La Contraloría de Kemerer(sic)-Carranza es un aparato de simulación nombrado por el Ejecutivo para que le refrende las autorizaciones de todas sus dependencias y lo exima de comparecer ante el Poder Legislativo.” Vasconcelos, José. La Tormenta. Fondo de Cultura Económica, cuarta Reimpresión (2007). p.836 y 837.
(1) Se refiere a Edwin Walter Kemmerer (Doctor Money), economista norteamericano de las universidades de Cornell y Princeton que en 1917 asesoró a la Comisión de Reorganización Administrativa y Financiera del Gobierno de Carranza.