lunes, 10 de agosto de 2009

Raquenel (o tanto va el cántaro al agua)

Quiso ser química, pero no la aceptaron en esa facultad de la Uni. Ni modo, el destino la inscribió en la de Derecho.

En mal día se fue a comprar unas chanclas a la Pulga Río. ¿O buscaba comprarse algún bolso, un pantalón? Ya no hay diferencia: cuando menos lo esperábamos quienes de ella sabíamos (o, lo que es lo mismo, cuando mejor les pareció a aquellos quienes le tenían una cuenta pendiente) nomás le dieron cinco plomazos que le vaciaron el cuerpo de sangre.

Nada de que los malos siempre pierden (como se diría en las "aventuritas" del tambien finado regiomontano Pipo).

No podemos saber qué tan "mala", de caber la expresión, fue esta profesionista. Pareciera que en ella se encarnaba el estereotipo del abogado tiburón en los tiempos del polvo, la pastilla y la hierba. ¿Quién se aventuraría a emitir un juicio moral sobre su trabajo?

Quiso ser química y terminó abogada; tal vez quiso morir de anciana y terminó en un pasillo de pulga.