Puede que pase en todos los casos; tal vez no.
Cuando niño, recuerdo que lo que más me gustaba de bañarme era al final: ponerme bajo la regadera, con la llave cerrada y la boca abierta para contar cuántas gotas salían. Me emocionaba cuando se superaba el record del día anterior y, cuando era mucho menos, le abría un poco a la llave hasta que hubiera un chorrito.
No recuerdo cuándo dejé de hacer eso. Creo que no fue hace mucho, si debo ser sincero. Y se me había olvidado por completo... hasta ayer.
Sin que nos rijamos por algún calendario o algo así, el baño de Dany -tres años y medio- nos los repartimos mi esposa y yo. Ayer, como digo, recordé esto pues al final del baño mi hija se puso bajo la regadera con la boca abierta cuando la llave estaba cerrada. Cuando teminaron las gotas y estaba ya secándola con toalla me dijo: "Fueron nueve gotas, papá. Ayer fueron seis".
Puede que todos los niños hagan lo mismo. Puede que no. A mi se me había olvidado, hasta la noche de ayer.