jueves, 12 de marzo de 2009

Parabola del hombre desnudo

La verdad de algunos meses para acá encuentro especial relax en notas, noticias y/o sucesos del mundo raro, especialmente las que resultan graciosas y lo siento mucho, a pesar de las pobres victimas que lo sufren. Un buen ejemplo es la foto que apreció hoy en prensa mostrando a un pobre tipo que se cayó de una silla transportadora en una estación de esquí, no se golpeó, pero seguro se le revolvieron y congelaron los estos pues quedó cabeza abajo sin pantalones y si, con la pena de que su hijo y todo aquel que paso por ahí lo viera en tan humillante condición.
Pero bueno, ni modo y gracias.
Qué la divinidad, el karma, el Dalai Lama, el Niño FIdencio, la virgencita de Chiquinquirá, San Charbel o el santo de su devoción – hasta la Santa Muerte si uste quiere – alienten una llamita en los sesos – pocos o muchos – de cualquier político o funcionario público para que antes de hacer sus diabluras se vea reflejado en la foto del pobre tipo: caído, colgado y en cueros.