Es solo que el sueño se me acabó antes de que el sol saliera. La maldita costumbre de levantarme temprano para terminar pendientes que hoy no tengo. Estoy frente a la computadora en este ejercicio de escritura.
Porque esto es tipordiario: un esfuerzo por que los dedos no se me entuman, que se acostumbren a hilvanar palabras.
Dos son las reglas que me he impuesto: la primera, escribir "en caliente", es decir, conforme las palabras van saliendo, sin mucha edición, cero reescritura. La segunda, hacerlo cuando puedo y quiero. Había una tercera, si he de ser sincero, que fuera este un espacio compartido... pero a muchos casi-todos los invitados parece se les canso la mano (algunos antes de empezar).
Me sorprende ver el contador de lecturas. Las agradezco. Todas ellas amigables y hasta piadosas.
Agradezco, incluso, aquellas que no comparten las opiniones: de alguna u otra manera es mil veces mejor estar en desacuerdo y ponerlo por escrito que desgarrarnos en debates interminables sobre quien tiene la razón: de mi parte acepto que la mejor opinión es de quien lee; es solo que la opinión de quien escribe, como nace desprotegida y sin rumbo y sin amigos, merece la protección del hijo único.
Perdón su suena cursi, es solo que me levanté temprano sin mucho que hacer. Se me acabó el sueño y aún no sale el sol.