La tradición, según he leído en alguna referencia olvidada, viene de lejos. De la época medieval para ser más exacto. Economía de subsistencia, la mano de obra y la dote cuentan, por eso apenas maduran las niñas son “presentadas” en sociedad. Sí, literalmente presentadas para que las vean, para que las elijan y así poder forjar la mejor alianza posible, la que más dividendos económicos podría dejar. La moneda de cambio: la virginidad.
Hoy el fenómeno empieza, los más previsores así lo hacen, un año o más antes; los más, pos hay como vaya saliendo. Incluye todo lo tradicional, aunque la seudo modernidad ha agregado algunas cosas: multimedia, paseo en limohummer o trucos baratos de backstage durante el festejo.
He visto de todo, estoy en un observatorio privilegiado: desde quincearañas con vestido de los tigres o de los rayados hasta disfraces de cenicienta o tipo tinker bell. Aunque la verdad, disfruto más los preparatorios, particularmente la filmación del video que se verá una vez y luego se lo tragará el sofá de la sala para reaparecer 10 años después cuando esté listo pal basurero o pal boiler de leña. Normalmente está protagonizado por una paris hilton con piel de bronce y un platinado más falso y artificial que un candidato que diga la verdad, la producción del video y su grabación se encarga a sujetos libidinosos cuya baba escurre por la lente y marchita el pasto del glorioso Parque Fundidora, ni la tía o los tíos en labores de chaperon pueden impedir que el tipo pida contoneos con música silenciosa de fondo, el cuasi desfile de camisetas mojadas cuando corren bajo las fuentes frente a la cineteca o la revolcada seriadas de la quincearaña y sus corifeas en cualquier cuestabajo, una y otra vez hasta que el tipo se harta de los huesitos rodando cuesta abajo. En ocasiones vienen acompañadas de sus “damas”, ella con blusa de un color y el resto de otro, todas con su chuntaro chambelán; estos principes azules suelen ser tejas, bluson a la corva, pantalones al tobillo con una manga en donde pueden vivir dos o tres de ellos y una minimoja rematando el rape. Fauna singular.
Luego, el día de la celebración seguro empieza con las infames corretizas - la estilista, el que va amatar al marrano, los tenis de plataforma o la pluma pa firmar el album, cualquier pretexto es bueno - que convierten cualquier celebración en un suplicio, llantos, lagrimas, mocos y melcocha….hay mi´jita ya cumplio quince…al rato se nos va. Los momentos culminantes incluyen paseo en la limohummer, con los chambelanes atrás - como perros de rico - muchos gritos, muchas risas, muchas bromas, tantas que cuando llegan a la cena ya están agotados, afónicos, con una que otra quemada de cigarro en el vestido o media coca en la camisa. Ahí se registran los momentos más sublimes y estúpidos: youtube en su máxima expresión. La quincearaña voladora que sale disparada y rueda debajo de las sillas, o la fakir que se incendia después de llevar seis o doce copas encendidas (¿Para que las quiere?) o la imberbe que quiere aparecer rompiendo el biombo iluminado, pero oh traición, el maldito biombo se cae antes de que ella pueda atravesar. En todo caso, después de lagrimas y risas, cuatro cosas rematan toda seudofiesta de este tipo: i) la deuda de 200 o 300 mil pesos; ii) la discriminación alimentaria que condena a los amigos de la festejada a cenar comida de piñata (marinitas o chilidog); iii) Otros como yo, a pesar del cordon blue, diremos "de cenar hubieran dado"; y iv) por supuesto la carroza devenida en calabaza con toy prietita adentro y su bodeville de pacotilla.