Cuatro de la mañana. Un alka-setzer burbujea en el vaso de agua y maldigo los treinta. ¿Parrillada para cuatro? Uta, por primera vez en mi vida pareció habían servido comida para ocho.
Ayer fue tarde con políticos. Cesar Duarte, ex presidente del Congreso de la Unión (de Chihuahua él y, ahora por aspiraciones, para Chihuahua), pasó a la saludar y decir algunas cosas en la EGAP. Debo decir honestamente (no hay, pues, interés de por medio) que don César inspira confianza, siente uno que puede creerle sin cuidarse de un puñal (metálico) por la espalda.
Rescato, palabras más palabras menos, una reflexión que hizo: “Para gobernar necesitas respetar las minorías; Aún cuando tengas del 98%, si no respetas lo que representa el 2% restante, tu 98 no brilla como pudiera”.
Y después de la charla, ya sin don Cesar, algunos cuates nos fuimos a las Brazas en San Pedro. Y si, por aquellos que lo preguntan, es el mismo que en Saltillo: “Si no conoces las Brazas, no conoces Saltillo”. Es, este restaurante, un refugio para los coahuilenses que por azares del destino pasamos tiempo en tierras regias, como que nos recuerda nuestra ciudad, la que Es Otra Cosa.
Ahí, como entre amigos siempre sucede, se hablo de todo y nada. Pasó el tiempo hasta que se rompió la taza…
En mala hora me comí esos tacos. A los treinta, me parece, no puede uno andar por el mundo cenando como cuando estaba en preparatoria.
Un par de alka-setzer y a tratar de dormir.