El manco, ése que siempre presume sus guantes de box, me dijo:
“Eso que llamas democracia no es más que el mago que pregunta qué saldrá del sombrero… todos los chiquillos gritan fuerte ¡un conejo, un conejo! y el mago hace como que no los oye y les vuelve a preguntar qué saldrá y todos los desgarran los pulmones con el ¡un conejoooo!. Al final, sale un conejo.
Guardé silencio y le di un trago a la Joya de Manzana; hay veces que, por falta de cafeína, ni al manco hago caso.
“¿Entiendes? 1) el mago no está sordo, sabe bien lo que los niños dijeron, no tendría por qué preguntar dos o tres veces; 2) los niños sabes que desde la primera vez fueron escuchados, no tendrían por qué seguirle el juego al cabrón del mago; 3) sabemos todos que si los niños gritaras “un tiburón” o “un león”, al final ´tendrá que salir el pinche conejo porque 4) a fin de cuentas, no es más que un engaño montado en un numerito donde al mentiroso se le perdona al ocultarse bajo la etiqueta de mago y los niños prefieren seguir un juego bobo pues no tendrían más que hacer”.
Sorbo la Joya de Manzana: “no es magia, manco: se trata de construcción de ciudadanía”.
Ahora es él quien guarda silencio. Le da un trago a su cerveza quien agradece después de tanto tiempo de abstinencia.
“Eso que llamas ciudadanía, joven amigo, no es más que el grupo de puercos de la Granja que finamente describió Orwell: son lo mismo que critican, sólo que no han tenido oportunidad de detentar la autoridad; son lo mismo, pero en jodido”.
Guardamos silencio. Hay ocasiones en que no debiéramos compartir la mesa con el manco.