miércoles, 8 de julio de 2009
Bilimbiques motorizados y maldición generacional
Las últimas semanas he dedicado los minutos que paso en verdadera soledad a leer el Ulises Criollo de José Vasconcelos, lo cual ha resultado como comer carne seca…. es tan bueno que tiene que ser en pequeñas cantidades y con pausas. Ahí me he enterado que a finales del siglo XIX, por 32 pesos al mes, un provinciano podía abrevar del positivismo en la Escuela Nacional Preparatoria para luego destruirlo desde el Ateneo de la Juventud, el fashion time de los términos carranclan y carrancear, del origen del término “bilimbique”y de muchas otras cosas. De entre esas otras cosas me llama poderosamente la atención su antiprotestantismo y el antipochismo, el primero es fácil de explicar por sus raíces familiares (dos hermanas monjas, madres practicante y su propia beatería infantil); el segundo (el “pochismo” o lo que hoy llamaríamos “filogringismo”) es un poco más difícil de entender pues con el entran en tensión su admiración por la eficiencia industrial y financiera de los norteamericanos y su superior concepción de lo hispano e indígena. Pero bueno, todo eso solo me sirve para traer a cuento la frase que atribuye a un tal Nicéforo – Tesorero de Carranza que firmaba lo bilimbiques – cuando en San Antonio vio un congestionamiento de 8 carros en una de sus polvorientas seudo calles: “Hay Monterrey, así te quiero ver ….”. Dicha concepción de progreso, por ahí del 1914, devino en una profecía auto cumplida o si se quiere en maldición generacional.