La Loma fue uno de los penales más famosos que en México ha habido. ¿Quién , sobre el tema, no recuerda a Lecumberri? Luego, en la misma línea, a la Palma: entre ellos dos, con corrido, leyendas y toda la cosa, esta La Loma, Nuevo Laredo Tamaulipas.
Dos tías abuelas vivieron a media cuadra. Fascinaba escucharles las dos o tres historias que recordaban sobre fugas. Mamá también cuenta una que recuerda. Estas historias son, por decirlo en dos palabras, patrimonio familiar.
Hasta hace cosa de un año, podía encontrarse a La Loma entre casas y estanquillos de la Colonia Hidalgo. La ciudad se tragó la cárcel, la rodeó de familias, consultorios, cocheras y una vida normal, tan normal como puede ser en esta frontera.
De un año a la fecha se demolió y, en su lugar, se construyó una placita con juegos infantiles. Todo esto resulta como si las autoridades de la ciudad quisieran borrar de la memoria cualquier resto que apeste a prisión. Los altos muros encalados fueron vencidos por espacios abiertos y las torretas en las esquinas dejaron su lugar a los columpios.
Se comenta que los niños, ahora, están más divertidos. También se comenta que el negocio de los bienes raíces de la zona es la que ha sufrido: ya no hay big-shots a quienes visitar, por las que valga la pena rentar por muchos billetes verdes unos cuartitos de pocos metros.