miércoles, 22 de julio de 2009

Desierto

Dos párrafos de El Imperio, de Ryszard Kapuscinski:

“Es un honor estar en el desierto –dice el profesor Gabriel-; se trata de un territorio elegido”. Para el nómada, el pasar a la vida sedentaria siempre fue el último recurso, una derrota vital, una degradación. Al nómada solo por la fuerza se le puede obligar a llevar una vida sedentaria: a través de un imperativo económico o político. Es un hombre que no conoce precio a la hora de pagar la libertad que le da el desierto.

¿A quién vendrá a pedir consejo el sudoroso burgués con su Fiat recalentado y su nevera que no tendrá en dónde enchufar? ¿Acaso no se pondrá a buscar al turcomano de barba blanca o al tuareg envuelto en su turbante? Ellos sí saben dónde están los pozos, lo que significa que conocen el secreto de la salvación y la supervivencia.