Sería mezquino no reconocer que he sido afortunado al tener excelentes maestras y maestros. (He tenido malas y malos, pero esos no cuentan: pasaron como gota en río). Desde hace años, sin embargo, de entre los excelentes, uno se lleva las palmas de oro: José Pedro Morales Pequeño.
Es día del profe. Perdón por lo original, pero van algunas notas sobre este profe.
De los tres años de prepa, en dos tomé clases con él: las químicas (biología, quimica orgánica, anatomía, metodología de la investigación).
Quienes han pasado por las aulas (solemne manera de decirle a los salones) del Tequito (como le decimos al ITESM, Campus Saltillo), sabrá de lo que hablo: no sabes de lo que eres capaz de hacer, hasta que Pequeño te lo pide.
Lo mismo lipiábamos el Arroyo "El Charquillo" los sábados con ACCETEC (por cierto, el interés por el medio ambiente que SI tengo, me viene de ahí) que reconstruíamos un esqueleto. Cantamos "dimeeeeee, por que los hombres son tan maloooooo...." frente a nuestros papás; estuvimos hooooooras editando un video sobre hormonas, como proyecto final. Detrás de mis primeros desvelos por hacer tareas estaba Pequeño. La lista no terminaría... además me la guardo, pues es uno de mis tesoros.
Total que le guardo un lugar especial. En serio, me enseñó muchas cosas en sus materias, pero mucho más en la vida.
Siempre que es día del profe, me acuerdo de él. No ha sido el único, pero sí -entre los mejores- el mejor.