El número 23 me sigue y lo sigo desde primaria, según recuerdo. Estoy hablando de unos veinte años atrás (osea, no es cosa nueva).
Puedo estar haciendo cualquier cosa y ahí está. Es de buena y de mala suerte –como el ying que siempre trae su yang-. Todo pasa ese día, o nada. Así de simple; así de complejo.
A veces lo veo más, a veces me abandona un poco y se diluye entre los otros número. Luego vuelve y me acompaña hasta que decide que es suficiente.
No tendría caso hacer una lista de los 23s que relaciono de manera constante, hablar del primer 23, del último. Tampoco de la película de Jim Carrey que para lo único que sirve es para saber que allá afuera este número también se ocupa. Baste, por ahora, compartir de manera pública y notoria mi fascinación, mi vicio, mi fijación, mi obsesión y mi agradecimiento a este número.
Ayer en facebook subí algunos de los número que me encontré y pude fotografiar. La verdad es que no pude fotografiar sino una tercera parte de los que vi. Fue como una caza de ovnis, así lo sentí. Gracias a todos quienes lo notaron y siguieron este pequeño experimento.
--- en twitter: victorspena