Día gris. Aquel en que se anuncia un alza en los impuestos o que Juanito hace oficial su rebeldía, también es gris el día en que pierdes tu primera novia, te corren del trabajo o no alcanzaste ni las sobras de tu platillo favorito.
Antídoto para los días grises. La alegría del perro de tu casa cuando llegas, el sol acariciando la piel de tu espalda, la pausa para comer vainas de fríjol verde con sal marina acompañado de tu amada o la adoración a toda prueba de tu pequeña hija.