viernes, 4 de septiembre de 2009
Destino
Destino. Es el galgo que corre tras la liebre, sucesivas simas y cimas maniaco depresivas. Maniacas en la euforia de gozar lo que se merece o lo que le toca, depresivas cuando la miseria, cual río de estiércol, llega hasta la barbilla y la única inspiración posible es la del abandono. ¿Lo opuesto al destino? El perro café que descansa en el porche, el hocico sobre las patas y las orejas caídas…la cola inquieta removiendo recuerdos.